lunes, 28 de octubre de 2013

Cuentos II, Edgar Allan Poe

EL ALCE 

       Con frecuencia se ha opuesto el escenario natural de Norteamérica, tanto en sus líneas generales como en sus detalles, al paisaje del Viejo Mundo -en especial de Europa-, y no ha sido más profundo el entusiasmo que mayor la disensión entre los defensores de cada parte. No es probable que la discusión se cierre pronto, pues aunque se ha dicho mucho por ambos lados, aun queda por decir un mundo de cosas.
       Los turistas ingleses más distinguidos que han intentado una comparación, parecen considerar nuestro litoral norte y este, comparativamente hablando, así como todo el de Norteamérica o, por lo menos, el de Estados Unidos, digno de consideración. Poco dicen, porque han visto menos, del magnífico paisaje de algunos de nuestros distrititos occidentales y meridionales -del dilatado valle de Luisiana, por ejemplo-, realización del más exaltado sueño del paraíso. En se mayor parte estos viajeros se conformancon una apresurada inspección de los lugares más espectáculares de la zona: el Hudson, el Niágara, las Catskills, Harper's Ferry, los lagos de Nueva York, las praderas y el Mississippi. Son estos, en verdad, objetos muy dignos de contemplación, aun para aquel a las encastilladas riberas del Rin, o ha errado

Junto al azul torrente del Ródano veloz


Edgar Allan Poe, Cuentos II. Capítulo décimo, "El Alce", Alianza Editorial, Madrid, 1970, páginas  186-187.
Seleccionado por: Natalia Sánchez Martín, segundo de bachillerato, curso 2013-2014

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