jueves, 3 de noviembre de 2011

El Misántropo, "Acto I", Menandro

QUÉREAS.- ¿Qué dices, Sóstrato? ¿ Qué viste aquí a una muchacha libre depositando unas coronas a las Ninfas de al lado y te enamoraste de repente?
SÓSTRATO.- De repente.
QUÉR.- ¡Qué rápido! ¿Es que ya habías decidido enamorarte de alguien al salir de casa?
Sós.- Ríete, pero yo, Quéreas, lo paso mal.
QUÉR.- No lo dudo
Sós.- Por eso vengo y he pedido tu ayuda en este asunto, porque te considero un amigo y hábil para tratar asuntos así.
QUÉR.- En casos como éste, Sóstrato, hago lo siguiente: ¿necesita ayuda un amigo enamorado de una cortesana? inmediatamente la rapto y la traigo me emborracho, pego fuego a la puerta, en absoluto atiendo a razones pues ante de saber quién es, hay que conseguirla, ya que la tardanza hace crecer mucho la pasión, y la rapidez rápido la aquieta. ¿Me habla uno de casarse y de una muchacha libre? Entonces yo soy otro, Me entero de la familia, de su hacienda, de sus costumbres. Para todo el tiempo que le quede de vida le dejo yo recuerdo al amigo de cómo manejo estas cosas.
Sós.- Muy bien. Pero a mí no me gusta nada.
QUÉR.- Ahora por lo menos, hace falta que nos pongas al corriente de toda la historia.
Sós.- Con el alba despaché dede mi casa de Pirrias, mi compañero de caza...
QUÉR.- ¿Adónde?
Sós.- Para encontrar al padre de la chica o al dueño de la casa, cualquiera que él sea.
QUÉR.- ¡Por Heracles! ¡Qué dices!
Sós.- He hecho mal, porque quizá un asunto como éste no es adecuado para un esclavo.Pero no es fácil que un enamorado tenga conciencia de lo que conviene. Y me extraña todo el tiempo que tarda, pues le dije que volviera ensefuida a casa en cuanto supiera lo que me interesaba.



Menandro, El Misántropo, Madrid, ed. Gredos, col. Biblioteca básica de Gredos, vol. 99, año 1986, págs 156-157. Seleccionado por Olga Domínguez Martín, curso 2011-2012, segundo de Bachillerato.

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