lunes, 29 de septiembre de 2014

Otra vuelta de tuerca "Capítulo 7", Henry James

                    


         Abordé a la señora Grose tan pronto como pude encontrarla.
 - ¡Es terrible, señora Grose, terrible! - le decía mientras lloriqueaba en sus brazos -.¡Pero lo saben todo!¡Todo!
 -¿Que es lo que saben? - la señora Grose me miraba con incredulidad.
 - Saben todo lo que nosotras sabemos.¡Y sabe Dios cuántas cosas más!
 Poco a poco, mientras me desprendía de sus brazos, pude reunir el valor suficiente para decirle:
 - Hace  apenas dos horas...en el jardín...la pequeña Flora... -apenas podía articular las palabras -...lo vio todo.
 Mis palabras fueron como un golpe bajo para la buena señora.Su rostro se encrespó al preguntarme:
 -¿Acaso se lo has dicho?
 - Ni una palabra...¡De eso me quejo!Una criatura que apenas tiene ocho años ¡y ya ha aprendido a disimular!
 Ni yo misma podía dar crédito a lo que estaba diciendo.
 La señora Grose estaba cada vez más asombrada.
 - Si no se lo ha dicho,¿cómo es que usted lo sabe?
 - Porque lo vi con mis propios ojos...,vi cómo ella se daba cuenta...
-¿Se daba cuenta de la presencia de él?
 -No era él...¡era ella! -durante unos instantes pude observar el impacto que mis palabras habían causado en el rostro de mi interlocutora.





Henry James,Otra vuelta de tuerca,Getafe(Madrid), Anaya, 1999,página 65, Guillermo Arjona Fernández.Segundo de bachillerato. Curso 2014-2015.

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