lunes, 12 de enero de 2015

John Banville, Copérnico.


"Orbitas lumenque"

     A la luz de la vela espiaba a su madre arrodillada junto a él por encima de las manos unidas en actitud de rezo. Bajo la brillante mata de cabello recogido, su rostro estaba pálido y hermoso, como la cara de la virgen en el cuadro. Tenía los ojos cerrados y sus labios se movían y pronunciaban para sí las piadosas frases que él recitaba en voz alta . Cuando tropezaba con palabras difíciles, ella lo ayudaba dulcemente, con una voz tierna y maravillosa. Le dijo que la quería más que a nadie, y ella lo acunó en sus brazos y le cantó una canción.

Margery Daw sube y baja,
 este pequeño poñuelo
se perdió entre la caja.

     Le gustaba estar despierto en la cama, escuchar los ruidos furtivos de la noche a su alrededor, los crujidos, gemidos y súbditos estallidos ahogados que a él parecían la voz de la casa que se lamentaba bajo el peso de la enorme oscuridad del exterior y, con sigilo, intentaba cambiar de posición o estirar los doloridos huesos de su espalda.

      John Banville, Copérnico, Madrid, editorial Edhasa, 1990, página 12-13. Seleccionado por Pablo Galindo Cano. Segundo de bachillerato. Curso 2014-2015.

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