lunes, 12 de enero de 2015

Jules Verne, Viaje al centro de la tierra

Capítulo 8
     Altona, verdadero arrabal de Hamburgo, es cabecera de línea del ferrocarril de Kiel, que debía conduciros hasta las orillas de los Belt. EN menos de veinte minutos habíamos entrado en el territorio del Holstein.
     A las seis y media el coche se detuvo ante la estación. Rápidamente se descargó, transportó, pesó, etiquetó y trasladó al furgón del tren los numerosos paquetes y artículos de viaje de mi tío. Y a las siete estábamos ya sentados uno frente a otro en nuestro compartimento. 
     Silbó el vapor, y la locomotora se puso en movimiento. Estábamos ya en ruta.
     ¿Iba yo resignado? Aún no. Pero el aire fresco de la mañana y los detalles del paisaje, rápidamente renovados por la velocidad, me distrajeron de mis preocupaciones.
     En cuanto al profesor, era evidente que su pensamiento se anticipaba al movimiento del tren, demasiado lento para su impaciencia. 
     Íbamos solos en el vagón. Sin hablar. MI tío visitaba una y otra vez sus bolsillos y su maletín con una minuciosa atención.



Jueles Verne, Viaje al centro de la Tierra, Madrid, Alianza, 1985, página 71-72. Seleccionado por Alejandro López Sánchez. Segundo de bachillerato. Curso 2014-2015.

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