lunes, 3 de noviembre de 2014

Diez Negritos, Agatha Christie

     -¡Todo eso es grotesco! -estalló el general Macarthur-. ¡Grotesco! ¡Esas acusaciones tan monstruosas contra nosotros! Tenemos que hacer algo al respecto. Este tal Mr. Owen, quienquiera que sea...
     Miss Brent le interrumpió.
     -Eso es. ¿Quién es?
     El juez Wargrave intervino con la autoridad de una vida entera pasada en los tribunales.
     -Ante todo interesa esclarecer este detalle. Rogers, le sugiero que lleve a su mujer a su habitación y que se acueste. Luego, vuelva usted aquí.
     -Bien, señor.
     -Le echaré una mano, Rogers -le ofreció el doctor Armstrong.
     Apoyada en los dos hombres, Mrs. Rogers salió vacilante del salón.
     Cuando hubieron salido, Anthony Marston dijo:
     -No sé si opinará lo mismo, señor, pero yo necesito beber algo.
     -Yo también -añadió Lombard.
     -Voy a ver que encuentro -dijo Anthony.
     Salió de la habitación. Unos instantes después ya estaba de vuelta.
     -Las encontré en una bandeja cerca de la puerta, listas para entrarlas.

Agatha Christie, Diez negritos, Barcelona, Ed. Molino, 1939.
Seleccionado por Alain Presentación Muñoz. Segundo de bachillerato. Curso 2014-2015.


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