lunes, 20 de octubre de 2014

CAPÍTULO 1.La ruta del peregrino.

-La celebración de navidad sin bonitos regalos no va a aparecer Navidad- murmuró Jo, tumbada sobre la alfombra.
-¡Qué desgracia tan grande es ser pobre!- exclamó Meg mientras se miraba el viaje vestido que las cubría.
-Creo que no es justo que haya chicas que naden en la abundancia mientras otras carecen de todo- agregó Amy, la menor, con un ademán de protesta.
-Tenemos a papá y a mamá, y también, y también a nosotras mismas- repuso Beth en tono jovial desde la esquina en que se hallaba.
Con tan optimistas palabras, se animaron los cuatro rostros juveniles, iluminados por los reflejos de la lumbre; pero volvieron a ensombrecerse cuando Jo se lamentó tristemente:
-Pero a papá no lo tenemos ni lo tendremos con nosotras en mucho tiempo. No se atrevió a decir <>, pero cada una lo pensó para sí, imaginando a su padre tan lejos, en los campos de batalla.
Tras un minuto de angustioso silencio, Meg, cambiando de tono, reaccionó:
-Ya sabéis que mamá nos expuso que la falta de regalos para esta navidad se debía a la previsión de que todos vamos a pasar un invierno muy malo; mamá piensa que no debemos malgastar en caprichos personales mientras nuestros hombres sufren tanto en plena guerra. No es mucho lo que podemos aportar, pero podemos ofrecer generosamente nuestros pequeños sacrificios. Aunque tengo miedo de no saber hacerlo- y Meg acompaño las últimas palabras con un gesto de contrariedad por la renuncia de los valiosos obsequios que tanto anhelaba.

Louisa May Alcott, Mujercitas,León(España), ed. everest,pág 15 y 16.Seleccionado por Nuria Muñoz Flores.Segundo Bachillerato.Curso 2014/2015.

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