lunes, 27 de octubre de 2014

Relato de Arthur Gordon Pym, Edgar Allan Poe

                                     Capítulo V


     Después que el cocinero se hubo marchado del castillo de proa, Augusto se entregó durante algunos minutos a la desesperación, sin esperanza de salir vivo de la litera. Tomó entonces la resolución de comunicar mi situación al primer hombre que bajase, pensando que era preferible dejarme correr mi suerte con los amotinados a que muriese de sed en la cala, oues hacía diez días que estaba allí prisionero, y mi cántaro de agua no representaba una provisión abundante ni para cuatro. Cuando reflexionaba sobre esto, se le ocurrió de pronto la idea de que podria quizá comunicar conmigo utilizando la cala principal. En otras circunstancias, la dificultad y los azares de la empresa le hubieran impedido intentarla; pero ahora no tenía él, en todo caso, más que escasas probabilidades de vida, y por consiguiente, poco que perder; empeñó, pues, toda su inteligencia en la tarea.





Edgar Allan Poe, Relato de Arthur Gordon Pym. Editorial, Planeta. página 51. 1987, Barcelona.
Seleccionado por Pablo del Castillo Baquerizo . Segundo de bachillerato, curso 2014/2015

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