lunes, 11 de enero de 2016

Vivir al día, Miguel Delibes

UN NUEVO NADAL
Después de seguir a una las votaciones del Nadal 1956 me he reafirmado en el convencimiento de que también la maltratada literatura puede dar sus cardíacos. Este es el lado malo de estas eliminatorias cuantitativas, de un acentuado sabor futbolístico. Tamaña sorpresa ya empezó a roerme allápor el año 48, cuando uno no era sino aspirante al Premio Nadal, y el Premio Nadal, a su vez, otro aspirante al Premio Nadal, con mayúsculas, que ha llegado a ser hoy, después de su XIII edición. Por lo de atañe a éste, las cosas empezaron a enredarse sobre las doce de la noche- y me refiero a Valladolid, tan afortunado en este gordo de las letras españolas-, hora en que Radio Nacional de Barcelona se desentendió, al fin, de la interferencia de una emisora extranjera y dejó oír claramente que "La frontera de Dios", del padre Martín Descalzo, marchaba lanzada hacia el triunfo. Quedaban en liza aún cinco contringantes, mas "La frontera de Dios" caminaba bien arropada en una esperanzadora unanimidad del Jurado. Conocía la novela del padre Martín, la que, por encima de toda posible objeción técnico literaria, desarrollaba un tema nuevo, de una fuerza sobrecogedora, que no invitaba precisamente a reparar en virtuosismos de construcción o fórmulas expresivas.

Miguel Delibes, Vivir al día, Barcelona, Ediciones Destino, S.A., 1968,pág. 60-61, texto selecciono por Edith González Ramos, primero de bachillerato, curso 2015-2016.


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