viernes, 4 de diciembre de 2009

Arte de amar, "Gánate antes a su criada", Ovidio.

Pero antes de conquistar a una joven, procura conocer a su criada: ella te facilitará el acercamiento. Has de ver en qué medida es partícipe de los planes de su señora, y que no vaya a ser una cómplice poco fiel de sus secretos devaneos. Sobórnala con promesas, sobórnala con súplicas: lo que pretendes, lo obtendrás muy fácilmente, si ella quiere. Ella elegirá el momento oportuno(también los médicos están atentos a lo momentos oportunos)en el que el estado anímico de su señora sea propicio e idóneo para conquistarla. Su estado anímico será el idóneo para la conquista precisamente cuando se muestre la más alegre del mundo y se sienta exhuberante, como mies en suelo fértil. Los corazones se abren espontáneamente cuando están alegres y el dolor no les afecta: entonces Venus penetra persuasivamente. Precisamente cuando estaba triste Ilio, se defendió a sí misma con las armas. Pero en medio de su alegría dejó pasar el caballo repleto de soldados. También entonces, cuando se sienta dolida por una rival, debes tantearla, podrás entonces todo tu esfuerzo para que no quede sin venganza. Que su criada, mientras le peine el cabello por la mañana le incite y añada a la vela el impulso del remo;y que suspirando con leve murmullo diga para sí: "me parfece que tú no podrías corresponderle"; que aproveche la ocasión para hablar de ti, y añada palabras persuasivas, jurándole que mueres de un loco amor. Pero apresúrate, no vayan a desinflarse las velas y amainen las brisas:
como el hielo quebradizo, así el desenfreno se desvanece con la demora. ¿Preguntas si sirve de algo forzar a la sirvienta misma?, en tales asuntos juega un gran papel el azar. Alguna se vuelve más diligente después de la unión amorosa, otra más remolona. Una te prepara como regalo para sdu señora, la otra para sí misma.La casualidad interviene en el desarrollo de los hechos; pero, aunque favorezca tu atrevimiento, mi consejo no obstante es abstenerse de ello. No iré yo por los precipicios y escarpadas cumbres, y ningún joven que me siga se verá atrapado.

Ovidio, Arte de amar, Madrid, Gredos, Biblioteca básica Gredos. Seleccionado por Beatriz Curiel Lumbreas, segundo de Bachillerato, curso 2009-2010.