-Ponte ahí, vecina-le dijo señalando una mesa cercana aquella en la que Maheu bebía con Étinnee y Pierron.
-¿No está mi marido con vosotros? -preguntó la Levaque.
Los compañeros le que volvería enseguida. Todo el mundo se apiñaba, Bouteloup, los críos, y, ante la concurrencia de bebedores, juntaron las dos mesas y pidieron unas jarras. Al ver a su madre y a sus hijos, Philomène se había decidido a acercarse. Aceptó una silla y pareció contenta al enterarse de que por fin la casaban; luego, cuando preguntaron por Zacharie, respondió con su voz blanda:
-Estoy esperándole, anda por ahí.
Maheu había cruzado una mirada con su mujer. ¿Consentía, por tanto, la boda? Se puso furioso y fumó en silencio. También a él le preocupaba el futuro, ante la ingratitud de aquellos hijos que irían casándose uno a uno y dejando a sus padres en la miseria.
Émile Zola, Germinal. Tercera parte,capítulo 1, Alianza Editorial, Madrid, 2005, páginas 182-183.
Seleccionado por: Laura Tovar García, curso segundo bachillerato
-Estoy esperándole, anda por ahí.
Maheu había cruzado una mirada con su mujer. ¿Consentía, por tanto, la boda? Se puso furioso y fumó en silencio. También a él le preocupaba el futuro, ante la ingratitud de aquellos hijos que irían casándose uno a uno y dejando a sus padres en la miseria.
Émile Zola, Germinal. Tercera parte,capítulo 1, Alianza Editorial, Madrid, 2005, páginas 182-183.
Seleccionado por: Laura Tovar García, curso segundo bachillerato