DUQUESA DE BERWICK: Mi querido lord Darlington , ¡qué concienzudamente de pravado es usted!
LADY WINDERMERE: Lord Darlington es frívolo.
LORD DARLNGTON: ¡Ah! No diga usted eso, lady Windermere.
LADY WINDERMERE: ¿Por qué habla usted tan frivolamente de la vida entonces?
LORD DARLINGTON: Porque creo que la vida es demasiado importante siempre para hablar seriamente de ella. (Se adelanta hacia el centro)
DUQUESA DE BERWICK: ¿Qué ha querido usted decir? Explíquelo en atención a mi pobre juicio, lord Darlington; explíqueme simplemente lo que ha querido decir en realidad.
LORD DARLINGTON: (Colocándose detrás de la mesa) Creo que será preferible no hacerlo, duquesa. Hoy día ser inteligible es dejarse atrapar. ¡ Adiós! (Estrecha la mano a la duquesa) Y ahora (adelantándose) , adiós, lady Windermere. ¿Puedo venir esta noche? Déjeme usted venir.
(Oscar Wilde, El abanico de Windermere, Barcelona, ed. Andrés Bello Española, año 1998, pág. 24
Seleccionado por Javier Muñoz Castaño, curso 2011-2012. Segundo de Bachillerato.