viernes, 20 de abril de 2018

Cantar de los Nibelungos, Anónimo

CANTO III
De cómo Sigfrido fue a Worms

44     Jamás habían aquejado al joven héroe cuitas amorosas, cuando oyó contar que en Burgundia                                                               vivía una hermosa doncella digna de todo amor. De ellas hubo luego de recibir muchas alegrías, pero sufrir gran infortunio.

45     Su belleza sin par era famosa por doquier y la apuesta elegancia de esta doncella era admirada por muchos caballeros. Esta fama atraía multitud de forasteros al país de Gunter. 

46     Pero aunque era grande el número de sus pretendientes, nunca estimó Krimilda en los mas íntimo de su ser que hubiera uno de ellos a quien pudiera entregar su amor. Aquel a quien iba a rendir su corazón le era todavía desconocido.

47     Fue por entonces cuando el joven Sigfrido sintió las ansias de un noble amor. A su lado ninguno de los otros pretendientes significaba nada. Bien merecía el amor de las bellas damas. Y así ocurrió que después la noble Krimilda llegó a ser esposa del valeroso Sigfrido.

48     Sus parientes y muchos de sus vasallos le aconsejaron que, puesto que aspiraba a un amor constante, buscara mujer de condición igual a la suya. A esto dijo el valiente Sigfrido: "Entonces tomaré por esposa a Krimilda,

49     la hermosa doncella de Burgundia, por su singular belleza. Yo puedo afirmar que jamás hubo emperador alguno tan poderoso, que, deseando desposarse, no hubiese tenido por digna de su amor una reina tan noble como ella".

50     Esta nueva llegó a oídos de Sigmundo; Las gentes de su séquito hablaron de ello y así se enteró de la intención de su hijo. Mucho le pesó que él pretendiera doncella tan encumbrada.

51     La noticia alcanzó también a Siglinda, la esposa del noble rey. Ella sintió gran inquietud por la suerte de su hijo, pues bien conocía a Gunter y sus vasallos. Entonces le hicieron ver al héroe losriesgos de su proyecto.

52     Aquí habló el intrépido Sigfrido: "antes quisiera yo, querido padre,quedarme sin el amor de las nobles damas que renunciar a la que mi corazón a preferido. Dígase lo que se quiera, de esto no me va a disuadir nadie."

53     "Pues si tu no quieres cambiar de opinión", Habló entonces el rey, "yo ciertamente aceptaré con gusto tu decisión y te ayudaré lo mejor que pueda a realizar tu deseo. Pero el rey Gunter tiene muchos arrogantes caballeros.

54     Aunque no hubiera otro más que el valeroso Hagen, éste es capaz de hacer espléndidamente tales hazañas caballerescas, que yo temo mucho que nos haya de pesar el espiral el aspirar a doncella de tanto alto linaje."

55     Habló entonces Sigfrido: "¿Y qué es lo que eso nos puede impedir? Lo que yo no consiga amistosamente de ellos lo logrará sin más mi brazo por la fuerza. Creo qu puedo obligarles a cederme la gente y la tierra."

56     Ahora dijo el rey Sigmundo: "Tus palabras me causan dolor. Si se enteran de ellas en el país renano, jamás podrías presentarte allí. hace mucho que conozco a Gunter y Gernot.

57     Por la fuerza nadie puede conquistar a esa doncella", continuuo el rey Sigmundo, "eso lo sé bien. Pero si tu quieres dirigirte a Worms con la hueste de guerreros, habrá que convocar pronto a los amigos que tengamos".

58     "No es mi intención", replicó Sigfrido, "que me acompañe a Worms una hueste de guerreros. Ni es por las armas- eso me pesaría mucho- como yo quiero conquistar a la muy noble doncella.

60     De esto supo luego su madre Siglinda, que empezó a acongojarse por su querido hijo: temía perderlo a manos de los guerreros de Gunter. La noble reina se echo a llorar amargamente.


Anónimo, Cantar de los Nibelungos, Catedra, Siglo XIII, Letras universales, Páginas 48-49-50

Seleccionado por: Jorge Egüez Yabita, primero de bachillerato, curso 2017-2018



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