viernes, 26 de octubre de 2012

Canción de Navidad, Charles Dickens "Cuarta estrofa: El último de los espíritus"

El fantasma se aproximó lenta, grave, silenciosamente.
Cuando estuvo cerca de él, Scrooge cayó de rodillas, pues hasta el mismo aire en que se movía este    espíritu parecía difundir melancolía y misterio.
   Vestía ropajes completamente negros que cubrían su cabeza, su rostro y sus formas corporales y sólo dejaban visible una mano extendida. A no ser por esto, hubiera sido difícil distiguir su figura en lanoche y aislarla de las sombras que la rodeaban.
   Advirtió, cando lo tuvo cerca, que era alto y majestuoso y que su misteriosa presencia le infundía un solemne terror. No pudo observar más, porque el espíritu ni hablaba ni se movía.
   -¿Estoy en presencia del espectro de las navidades futuras?-preguntó Scrooge.
   El espíritu no respondió; pero señaló hacia adelante con su mano.
   -Vas a mostrarme las sombras de las cosas que no han sucedido, pero que sucederán en tiempos venideros-prosiguió Scrooge-, ¿no es así, espíritu?
   La parte superior de ropaje se contrajo formando pliegues, como si el espíritu hubiera inclinado la cabeza. Ésa fue la única contestación que recibió.
   Aunque a esas alturas ya se había acostumbrado a las visitas fantasmales, Scrooge temía tanto a la silenciosa figura que sus piernas temblaban de arriba abajo; y, cuando se dispuso a seguirla, sintió que difícilmente podría tenerse en pie. El espíritu, advirtiendo su situación, aguardó un momento para darle tiempo a recobrarse.
   Pero esto fue aún peor para Scrooge. Se estremeció con un vago e incierto horror al pensar que, detrás de aquel sombrío sudario, había unos ojos espectrales que le miraban fijamente,mientras que él, a pesar de todos sus esfuerzos, no podía ver más que una mano fantasmal y una gran masa negra.
   ¡Espíritu del futuro-exclamó-, eres el más temible de todos los espectros que he visto! Pero, como sé que tu propósito es hacerme el bien y como espero vivir para ser un hombre distinto del que fui, estoy dispuesto a acopañarte, y lo haré con toda la gratitud de mi corazón. ¿No vas a hablarme?
   El espectro no respodió. Su mano señalaba con firmeza hacia adelante.

   Charles Dickens, Cuento de navidad "Cuarta estrofa: El último de los espíritus".Seleccionado por Sara Isabel Miranda Hernández,Segundo de bachillerato.

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