ACTO TERCERO
Escena primera
BUCKINGHAM.- Bien venido seáis a vuestra casa; A Londres, tierno príncipe.
GLÓSTER.- Sobrino, Bien llegado. Ya rey te consideero. ¿Te entristeció lo largo del viaje?
PRÍNCIPE.- No, tío. Más cansado, largo y triste hicieron nuestras cuitas el camino. Más tíos saludarme deberían.
GLÓSTER.- De tu edad la pureza inmaculada no buceó del mundo de los engaños. Al hombre juzgas sólo por su aspecto, que el corazón refleja raras veces. Falaces eran tus ausentes tíos; A sus frases de almíbar atendías sin ver sus corazones ponzoñosos: De ellos y amigos falsos Dios es libre.
PRÍNCIPE.- De amigos falsos sí, mas no de ellos.
GLÓSTER.- Aquí el alcalde a saludarte llega.
ALCALDE.- Dé a vuestra alteza Dios y dicha.
PRÍNCIPE.- Gracias os doy, señor. Gracias a todos. Creía que mi madre y York, mi heermano, antes venido hubieran a abrazarme. ¡Y, el perezoso Hastines que no llega a decirme si vienen o no vienen!
BUCKINGHAM.- Aquí se acerca y de sudor cubierto.
PRÍNCIPE.- Bien venido seáis. ¿Vendrá mi madre?
HASTINES.- Dios sabrá, que yo no, por qué la reina, vuestra madre, se acoge a santuario con vuestro herano York. El inocente venido hubiera a ver a vuestra alteza, mas su madre a la fuerza lo retuvo.
BUCKINGHAM.- ¡Cuán torpe y cuán pueril camino toma! A la reina que mande a York, su hijo, para encontrar al pr,incipe su hermnao, decidle , cardenal. Si se negare..., Hastines, id con él, y a viva fuerza de sus celosos brazos arrancadlo.
William Shakespeare, Ricardo III, Madrid, EDAF, col. EDAF, número 215, 1ª ed., , pág.195. Selecccionado por Rodrigo Perdigón Sánchez. Primero de bachillerato. Curso 2016-2017
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