jueves, 19 de enero de 2017

El banquete, Platón

       Tras decir esto Sócrates, me contó Aristodemo que los demás lo alabaron, pero que Aristófanes intentó decir algo, puesto que Sócrates, en sus palabras había hecho alusión a él apropósito de su discurso. Pero de repente golpearon la puerta del patio y se produjo un gran estruendo, como se juerguistas, y se oyó la voz de una flautista. Entonces Agatón dijo:
       - Esclavos, ¿es que no vais a mirar? Si fuera alguno de los amigos habituales, invitadle; t si no, decidle que no estamos bebiendo, sino que estamos descansando ya.
       Y no mucho después oyeron en el patio la voz de Alcibíades, que estaba muy borracho y daba grandes gritos preguntando dónde estaba Agatón y pidiendo que lo llevaran junto a él. Lo llevaron, pues, junto a nosotros y también a la flautista que lo sostenía y a algunos otros de sus acompañantes; mas él se detuvo en la puerta, coronado con una espesa corona de hiedra y de violetas y llevando en la cabeza cintas en gran número, y dijo:
       - Señores, salud. ¿Aceptáis como compañero de bebida a un hombre completamente borracho, o habremos de irnos en cuanto coronemos a Agatón, que es a lo que hemos venido? Pues yo es verdad que ayer -dijo- no pude venir, pero heme aquí ahora con las cintas sobre la cabeza, para que de mi cabeza pasen a ceñir la cabeza del hombre más sabio y más bello, proclamándolo así públicamente. ¿Os burláis de mí porque pensáis que estoy borracho? Pero yo, aunque vosotros os riais, sin embargo sé bien que digo la verdad. Mas decidme desde ahora, ¿entro con esas condiciones o no? ¿Vais a beber conmigo o no?


       Platón, El banquete. Madrid, Alianza. Clásicos de Grecia y Roma, octava edición, 2006. Páginas 124-125.
       Seleccionado por Andrea Alejo Sánchez. Primero de bachillerato, curso 2016-2017.

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