jueves, 2 de marzo de 2017

Apología-Flórida, Apuleyo



        Al leer la carta de Prudentila han presentado un cargo más contra mí, a propósito de la fabricación de cierta estatuilla.
   Afirman que yo encargué que se hiciera con el mayor secreto, de una madera rarísima, para destinarla a maleficios mágicos y que, a pesar de que es repulsiva y horrible, ya que tiene forma de esqueleto, le tributo un culto ferviente y la invoco con el nombre griego de basiléus. Si no me engaño, puedo seguir con precisión todos sus pasos y, cogiendo uno por uno los hilos, descubrir toda la trama de esta calumnia.
       ¿Cómo puede haber sido secreta la fabricación de la estatuilla que decís, si conocéis al artista que la ha realizado hasta tal punto de que le habéis hecho comparecer ante este tribunal? Aquí tenéis, en efecto, a Cornelio Saturnino, artista elogiado entre sus colegas por su pericia y persona de reconocida honradez. Al responder hace poco al minucioso interrogatorio, al que tú, Máximo, lo has sometido, ha contado con detalle todo el proceso de lo sucedido, ajustándose a la verdad del modo más fidedigno. Ha manifestado que yo, como hubiese visto en su taller, muchas figuras geométricas de madera de boj, de elegante y artística factura, seducido por su arte, le había pedido que me fabricase ciertos artilugios y que, al mismo tiempo, me esculpiese una imagen de una divinidad, ante la que pudiera hacer mis devociones habituales, utilizando cualquier material, con tal que fuese de madera.















Apuleyo, Apología Flórida, Binlioteca básica Gredos, Editorial Gredos, página 113.
Seleccionado por: Marta Talaván González, primero de bachillerato, Curso 2016/2017.

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