viernes, 24 de noviembre de 2017

Drácula, Bram Stoker


     Durante varios segundos, nadie dijo una sola palabra. Fue Quincey Morris quien finalmente rompió el turbador  silencio.

-Profesor, tengo confianza en usted, como ya dije. Su palabra me basta. Por tanto, en otra ocasión mas corriente, no le formularía ninguna pregunta, ni quisiera parecer que dudo de sus palabras o sus actos; pero ahora nos hallamos en presencia, de un misterio tan espantoso que creo que se me permitirá la pregunta.
¿Es usted quien ha hecho esto?

-Le juro por lo más sagrado que yo no he sacado a Lucy de aquí, que nada tengo que ver con ello. He aquí lo ocurrido: anteayer vinimos aquí mi amigo John Seward y yo, con un buen propósito, pueden creerlo. Abrí el ataúd, que estaba sellado, y vimos que estaba vacío, lo mismo que  ahora. Decidimos aguardar y, en efecto, no tardamos en divisar una figura blanca que se movía entre los árboles. Al día siguiente, ayer, volvimos en pleno día, y Lucy estaba tendida aquí, dentro de su ataúd. ¿No es cierto, John?

-Sí.

-La primera noche llegamos a tiempo. Había desaparecido otro niño. Afortunadamente, lo hallamos entre las tumbas, y observamos que no tenía ninguna incisión.Ayer, como he dicho, vinimos de día, pero yo regresé aquí antes del anochecer, ya que solamente cuando se pone el sol pueden los no-muertos abandonar sus sepulcros.Aguardé la noche entera, hasta el amanecer, pero no vi nada, debido probablemente a que yo habíacolgado del portón unas ristras de ajo, cuyo olor los no-muertos no pueden soportar.


Bram Stoker, ''Drácula''. Editorial; Penguin clásicos, colección 'penguin clásicos'. Edición; Julio 2015 (Barcelona). 535 páginas.

Seleccionado por; Grisel Sánchez Barroso, primero de bachillerato, curso 2017-2018

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