martes, 12 de junio de 2018

REBELIÓN

CXX

LAS LETANÍAS DE SATÁN

¡Oh, el más sabio y más bello de los ángeles todos,
Dios privado de suerte a quien nadie bendice,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Yo te llamo el gran Príncipe del destierro, agraviado
y que cuando es vencido, vuelve a erguirse más fuerte,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡tu que todo lo sabes, rey del mundo abismal,
curandero perenne de congojas humanas,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Tú que incluso al leproso, a los parias malditos,
a través del amor haces ver el Edén,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Tú que amando a la muerte, vieja y recia querida,
la esperanza engendraste... esa espléndida loca.

Oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Tú que das al proscrito esa altiva mirada
que condena a las gentes ante todo cadalso,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Tú que sabes en dónde, en qué tierra envidiosa,
ocultó un Dios celoso los tesoros del mundo,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Tú que ves con tus ojos el profundo escondrijo
donde duerme enterrado el metal que buscamos,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Tú que ocultas abismos en tu anchísima mano
al sonámbulo errante de las altas cornisas,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Tú que mágicamente haces blandos los huesos
del borracho inseguro al que arrolla un caballo,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Tú que das el consuelo al que es débil y sufre
enseñando a mesclar con azufre el salitre,

oh Satán, ten piedad de mi larga dedicha!

¡Tú que dejas tu signo, sutilísimo cómplice,
en la frente del Creso implacable y ruin,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Tú que inspiras en pechos de rameras el culto
de la llaga sangrante y el amor al andrajo,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Oh bastón de exiliados y candil de inventores,
confesor del ahorcado y aquel que conspira,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Tú que adoptas por hijos al objetivo de cólera
que Dios Padre expulsó del Jardín del Edén,

oh Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

                    ORACIÓN

Gloria a ti y alabanza, Satanás, en la altura
donde antaño reinaste, y el las simas más hondas
del Infierno, en que sueñas el silencio y vencido.
Haz que  mi alma, a la sombra de aquel Árbol de Ciencia,
a tu lado repose, cuando sobre tu frente
como un Templo novísimo sus ramajes se extiendan.


Charles Baudelaire, Las flores del mal, Planeta, (1840), páginas: 176-177-178


Seleccionado por: Jorge Egüez Yabita, primero de bachillerato, curso 2017-2018

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