Una mañana del mes de diciembre, cuando se dirigía al curso de práctica forense,
creyó observar en la calle -Saint, Jacques más animación que de ordinario. Los estudiantes
salían precipitadamente de los cafés, o, por las ventanas abiertas, se llamaban de una casa a
otra; los tenderos, en las aceras, miraban con inquietud; se cerraban las contraventanas, y
cuando llegó a la calle Soufflot vio una gran multitud alrededor del Panteón.
Grupos desiguales de cinco a doce jóvenes se paseaban tomados del brazo y se
acercaban a otros grupos mayores estacionados en diversos lugares; en el fondo de la plaza,
junto a las verjas, unos hombres de blusa peroraban, mientras los guardias municipales, con
el tricornio ladeado y las manos a la espalda, iban y venían a lo largo de las paredes
haciendo resonar el pavimento con sus gruesas botas. Todos tenían un aire misterioso y
turulato; algo se esperaba, evidentemente, y había en el borde de todos los labios una
interrogación.
Federico se encontró junto a un joven rubio, de rostro simpático, con bigote y perilla
como un refinado de la época de Luis XIII. Preguntole por la causa de aquel desorden.
-No sé nada ---contestó el otro-, ni tampoco ellos lo saben. ¡Es la moda del día!
¡Qué buena farsa!
Y se echó a reír.
Las peticiones para la Reforma que obligaban a firmar en la guardia nacional,
juntamente con el empadronamiento Humann y otros acontecimientos producían desde
hacía seis meses en París tumultos inexplicables, e incluso se repetían con tanta frecuencia
que los diarios ya no hablaban de ellos.
-Esto no tiene contorno ni color-continuó el vecino de Federico Tengo la impresión,
señor, de que hemos degenerado. En la buena época de Luis XI, y aun en la de Benjamín
Constant, había más rebeldía entre los estudiantes. Me parecen pacíficos como carneros,
estúpidos como pepinillos e idóneos para horteras. ¡Pascua de Dios! ¡Y a esto se le llama
juventud escolar!
Y abrió ampliamente los brazos, como Federico Lemaître en Robert Macaire.
-¡Juventud escolar, yo te bendigo!
Gustave Flaubert, La educación sentimental, http://www.catedras.fsoc.uba.ar/varela/archivos/Flaubert.pdf.
Seleccionado por Lidia Rodríguez Suárez. Segundo de bachillerato. Curso 2015-2016-
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