jueves, 27 de octubre de 2016

El mercader de Venecia, William Shakespeare

ACTO PRIMERO

ESCENA PRIMERA

Venecia. Una calle.

ANTONIO, SALARINO y SALANIO 

      ANTONIO.- No entiendo la causa de mi tristeza. A vosotros y a mí igualmente nos fatiga, pero no sé cuándo ni dónde ni de qué manera la adquirí, ni de qué origen mana. Tanto se ha apoderado de mis sentidos las tristeza, que ni aun acierto a conocerme a mí mismo.
       SALARINO.- Tu mente vuela sobre el océano, donde tus naves, con las velas hinchadas, cual señoras o ricas ciudadanas de las olas, dominan a los pequeños traficantes, que cortésmente las saludan cuando las encuentran en su rápida marcha.
       SALANIO.- Créeme, señor: si yo tuviese confiada tanta parte de mi fortuna al mar, nunca se alejaría de él mi pensamiento. Pasaría las horas en arrancar el césped para conocer de dónde sopla el viento; buscaría continuamente en el mapa los puertos, los muelles y los escollos, y todo objeto que pudiera traerme desventura me sería pesado y enojoso.
       SALARINO.- Al soplar en el caldo, sentiría dolores de fiebre intermitente, pensando que al soplo del viento puede embestir mi bajel, Cuando viera bajar la arena en el reloj, pensaría en los bancos de arena en que mi nave puede encalarse desde el tope a la quilla, como besando su propia sepultura. Al ir a misa, los arcos de la iglesia me harían pensar en los escollos donde puede dar de través mi pobre barco y perderse todo su cargamento, sirviendo las especias orientales para endulzar las olas y mis sedas para engalanarlas. Creería que en un momento iba a desvanecerse mi fortuna. Sólo el pensamiento de que esto pudiera suceder me pone triste. ¿No ha de estarlo Antonio?
       ANTONIO.- No, porque gracias a Dios, no va en esa nave toda mi fortuna, ni depende mi esperanza de un solo puerto, ni mi hacienda de la fortuna de este año, no nace del peligro de mis mercaderías mi cuidado.
       SALANIO.- Luego, estás enamorado.
       ANTONIO.- ¡Calla, calla!


       William Shakespeare, El mercader de Venecia. Madrid, EDAF Madrid. Biblioteca Edaf 197, primera edición, 1993. Páginas 43-44.
       Seleccionado por Andrea Alejo Sánchez. Primero de bachillerato, curso 2016-2017.





No hay comentarios:

Publicar un comentario