jueves, 16 de marzo de 2017

Guillermo Tell, Friedrich von Schiller


ESCENA II

    Lugar cerrado y agreste en un bosque, cascadas de agua fina, como polvo, caen de las rocas.
Bertan vestida de cazadora, Poco después Rudenz.

BERTA. Me sigue. Por fin pondré explicarle mis sentimientos. 
RUDENZ. (entra rápidamente). Señorita, ahora por fin os encuentro sola. Abismos nos rodean, en este lugar desierto no temo a ningún testigodescargaré de mi corazón el largo silencio...
BERTA. ¿ Estáis seguro de que la cacería no nos sigue?
RUDENZ. La cacería está allá lejos... ¡Ahora o nunca! Tengo que aprovechar este momento precioso... Tengo que ver decidido mi destino , aunque me separara eternamente de vos...Oh, no rodeéis vuestra bondadosa mirada de ese sombrío rigor! ¿ Quién soy yo para atreverme a alzar a vos mis audaces deseos? La fama no ha pronunciado aún mi nombre, yo no puedo alinearme con los caballeros, que famosos por sus victorias y deslumbrantes os pretenden. No tengo nada más que mi corazón llenos de lealtad y de amor...
BERTA.(seria y severa). ¿Puede hablar de amor y de lealtad el que es infiel a sus deberes inmediatos? (Rudenz retrocede) ¿ El esclavo de Austria, que se vende al extranjero que somete a su pueblo?
RUDENZ.¿De vos, señorita mía, oigo ese reproche? ¿ A quién sino a vos busco en aquel partido?
Berta. ¿ Pensáis encontrarme al lado de la traición? ¡Andantes quisiera dar mi mano a Gessler, el opresor, que al hijo de Suiza, desnaturalizado, que puede convertirse en instrumento suyo!
RUDENZ. ¡Oh Dios, lo que tengo que oír!


Friedrich von Schiller, Guillermo Tell, RBA Coleccionables, S.A. Barcelona 1994, edición planeta S.A. Página 219
Seleccionado por Andrea Martín Bonifacio, primero de bachillerato, curso 2016/2017.

No hay comentarios:

Publicar un comentario