viernes, 14 de mayo de 2010

Fausto, Johann Wolfgang von Goethe.

POETA :
Anda y búscate otro esclavo ¿Debe el poeta desaprovechar frívolamente el supremo derecho que la
naturales dona? ¿Con qué conmueve él a todos los corazones? ¿Con qué logra vencer todo elemento?
¿No es acaso la armonía la que, saliendo del pecho, anuda el mundo al corazón? Cuando la naturaleza,
tejiendo serena, somete en el huzo la longitud infinita del hilo; cuando, provocándonos fastidio, la
inarmónica multitud de todos los seres, por entreverarse unos con otros, resuena desordenada, ¿quién,
dole vida, divide en intervalos esa serie monótona para que tenga ritmo?, ¿quién atrae lo aislado hacia
esa consagración universal en la que tañen magníficos acordes? ¿quién hace que se desencadenen con
furor las tormentas y que brille con gravedad el crepúsculo?, ¿quién esparce todas las bellas flores de
la primavera por la senda que pisa la amada?, ¿quién trenza insignificantes hojas dándoles la forma de
una corona merecedora de todo mérito? La fuerza del hombre puesta de manifiesto en el poeta.
PERSONAJE CÓMICO :
Pues usa, entonces, esas fuerzas formidables y emprende tu labor creadora como se emprende una
aventura amorosa: uno se aproxima por casualidad, siente y se queda. Poco a poco se ve atrapado y
crece la dicha, pero pronto se pelea. Aunque se esté encantado, el dolor viene y, antes de que se repare,
se ha acabado la novela ¡Ofrécenos una función de este tipo! Echa mano de la vida en su totalidad.
Todos la viven, pero no muchos la conocen; cuando les asombre, les parecerá interesante. Poca
claridad con mucho color, mucho yerro y una sombra de verdad, así fermenta la mejor bebida, que a
todo el mundo refresca y reconstituye. Entonces se reunirá la flor de la juventud ante tu escena y
escuchará atentamente tu mensaje, y toda alma sensible absorberá en tu obra el sustento de su me-
lancolía. Ora este, ora el otro se emociona; cada cual ve lo que lleva en el corazón. Ya están dispuestos
tanto a reír como a llorar. Todavía alaban el ímpetu; disfrutan con la apariencia. No hay nada que
conmueva al ya maduro, pero el que se está haciendo, siempre lo agradecerá.
POETA :
Devuélveme entonces ese tiempo en el que yo estaba aún en formación, cuando nacía siempre un
manantial de cantos que salían en tumulto; cuando la niebla me velaba el mundo y los brotes
prometían milagros; cuando cortaba las mil flores que llenaban todos los valles de riqueza. No tenía
nada y, sin embargo, nada me faltaba: el anhelo de verdad y el placer por la alucinación. Devuélveme
el empuje desatado, la profunda y dolorosa alegría, la fuerza del odio y el poder del amor,
¡devuélveme mi juventud!


Goethe, Fausto,   http://www.librospdf.net/Fausto-goethe/1/ . Seleccionado por Fabiola Muñoz, segundo de Bachillerato, curso 2009-2010.

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