ANTÍGONA. Ni exhortaría ni tal vez, aunque estuvieses dispuesta en algún momento a intervenir, me ayudarías con agrado por mi parte. Sin embargo, resuelve como te parezca, que a aquél yo le enterraré. Es hermoso para mí morir haciendo esto. Con él iré a yacer querida, con un ser querido, tras llevar a cumplimiento un sagrado delito, porque mayor es el tiempo durante el que es preciso que dé satisfaccion a los de abajo más que a los de aquí, ya que allí estaré para siempre. Respecto a ti, si te parece, desprecia lo que es objeto de aprecio entre los dioses.
ISMENA. Yo no lo desprecio,pero de obrar contra los ciudadanos soy incapaz.
ANTÍGONA. Tú pon delante este pretexto, pero yo encaminaré mis pasos a disponer un enterramiento para mi hermano muy querido.
ISMENA. Bien,pero al menos a nadie des a conocer con antelación esta empresa,sino que trata de ocultarla, y yo tambien así.
ANTÍGONA. ¡Ay de mí! Decláralo. Mucho más odiosa me serás si te callas, si no lo proclamas a todos.
ISMENA. Caliente tienes el corazón en cosas que hielan.
Sófocles, Antígona, Madrid, ed. Alianza, año 2005, pág 174. Seleccionado por Olga Domínguez Martín, curso 2011/2012, segundo de Bachillerato
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