viernes, 11 de enero de 2013

La leyenda de Sleepy Hollow, Washington Irving

En ese apartado lugar de la naturaleza vivió, en un periodo remoto de la historia norteamericana (es decir, hace unos treinta años), un individuo respetable llamado Ichabod Crane, que habitaba o, como él decía, "se demoraba" en Sleepy Hollow, con el fin de educar a los niños de la vecindad. Era natural de Connecticut, un estado que abastece a la Unión con pioneros, no sólo de los bosques sino también del espíritu, y cada año exporta legiones de leñadores y maestros de escuela. El apellido, que significa "grulla", no resultaba inapropiado para su persona, pues era alto y enjuto, de hombros estrechos, piernas y brazos exageradamente largos, manos que colgaban a un kilómetro de las mangas y pies que bien podrían servirle de palas; su figura entera,en fin, parecía a punto de descoyuntarse. Tenía la cabeza pequeña y la mollera plana, las orejas enormes, los ojos grandes, verdes y vidriosos, y una larga nariz de garza que parecía un gallo de veleta encaramado en el eje del cuello para indicar la dirección de los vientos. Al verle caminar por el perfil de una colina en un día de viento, con las ropas hinchadas y  ondeantes sobre su figura, bien podría confundírsele con el genio del hambre descendiendo sobre la tierra, o con algún espantapájaros escapado de un maizal.
Su escuela era una edificación de poca altura con una sola aula de buen tamaño, toscamente construida con troncos; las ventanas estaban en parte acristaladas y en parte cubiertas con hojas de cuadernos viejos. Cuando estaba desocupado, el edificio disponía de un ingenioso sistema de seguridad consistente en un mimbre enrollado en la manilla de la puerta y una serie de postes que atrancaban por fuera las contraventanas, de tal modo que, aunque un ladrón pudiera entrar con toda facilidad, salir le resultaría más complicado; una idea para la que el arquitecto; Yost Van Houten,se inspiró con toda seguridad en el misterio de las nasas para anguilas.

Washington Irving,  La leyenda de Sleepy Hollow, edit. Vicens Vives. Seleccionado por Sara Isabel Miranda Hernández, segundo de Bachillerato, curso 2012-2013.

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