CAPÍTULO 3: De cómo Dorothy salvó al Espantapájaros
-Buenos días -dijo el Espantapájaros, con una voz algo ronca.
-¿Has hablado? -preguntó Dorothy amablemente-. ¿Cómo estás tú?
-No me siento bien -dijo el Espantapájaros con una sonrisa-, ya que es muy aburrido estar colgado aquí día y noche para espantar a los cuervos.
-¿No puedes bajarte? -preguntó Dorothy.
-No, porque tengo esta estaca metida por la espalda. Si tú pudieras sacármela, te quedaría muy agradecido.
Dorothy alargó ambos brazos y alzó la figura de la estaca, ya que, como estaba rellena de paja, era bastante liviana.
-Muchísimas gracias -dijo el Espantapájaros, cuando Dorothy lo depositó en el suelo-. Me siento como un hombre nuevo.
L. Frank Baum, El mago de Oz, Madrid, ed. Alianza, página 29.
Seleccionado por Laura Tomé Pantrigo. Segundo de bachillerato. Curso 2014/2015
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