lunes, 27 de enero de 2014

Los cuentos de así fue, Rudyard Kipling

 El cangrejo que jugó con el mar.

       ASTANTE antes de los remotos y lejanísimos tiempos, mi queridísimo niño, era el Tiempo de los Verdaderos Comienzos; era por aquellos días cuando el más antiguo de los magos estaba preparando las cosas. Primero preparó la tierra; luego el mar; y finalmente dijo a todos los animales que salieran a jugar. Y los animales dijeron:

     -¡Oh tú, el más antiguo de los magos! ¿A qué podemos jugar?

     Y el mago les respondió: -Yo os lo enseñaré.

     Se dirigió al elefante( el único elefante que había ) y le dijo:

     -Juega a ser un elefante- y el único elefante que había jugó.

     Se dirigió al castor (el único castor que había) y le dijo:

     -Juega a ser un castor -y el único castor castor que había jugó.

     Se dirigió a la vaca (la única vaca que había) y le dijo:

     -Juega a ser una vaca -y la única vaca que había jugó.

     Se dirigió a la tortuga (la única tortuga que había) y le dijo:

     Juega a ser una tortuga -y la única tortuga que había jugó. Uno por uno se dirigió a todos los animales de tierra, a las aves y a los peces y les indicó a qué debían jugar.

       Mas cuando estaba atardeciendo, en ese momento en el que las personas y las cosas se sientes inquietas y cansadas, llegó el hombre. (¿Piensas que con su propia hijita?) Pues sí, con su queridísima hijita sentada en su hombro, y dijo el hombre:

     -¿Cuál es este juego, oh tú el más antiguo de los magos?

       El más antiguo de los magos le respondió: -Oh hijo de Adán, este es el juego del verdadero comienzo; pero tú eres demasiado sabio para jugar a él.

       Entonces el hombre le devolvió el saludo y le respondió: -Cierto, soy demasiado sabio para este juego; pero haz que todos los animales me obedezcan.

       Mientras los dos se hallaban hablando, Pau Amma el cangrejo, que tenía el turno siguiente para el juego, pensó para sí: <>. Nadie lo vio irse salvo la hijita, que se hallaba inclinada sobre el hombro del hombre. Y el juego prosiguió hasta que ya no quedó animal alguno sin su orden; entonces el más antiguo de los magos se sacudió el polvo de las manos y paseó por el mundo para ver cómo jugaban los animales.
      Fue al norte, queridísimo niño, donde encontró al único elefante, que hurgaba con los colmillos y pateaba con las patas la hermosa y limpia tierra que se había preparado para él.
     -¿Kun?- preguntó el elefante, lo que quería decir:<<¿Lo estoy haciendo bien?>>.
     -Payab kun- le respondió el más antiguo de los magos, lo que quería decir: <>. Entonces echó el aliento sobre las grandes rocas y terrones de tierras que el único elefante había levantado al jugar, convirtiéndolos en la enorme Cordillera Himalaya, que tú puedes ver en cualquier mapa.
 



Rudyard Kipling, Los cuentos de así fue, El cangrejo que jugó con el mar, Akal, páginas 169, 170, 171. Seleccionado por Paula Sánchez Gómez, segundo de bachillerato, curso 2013-2014.

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