lunes, 27 de enero de 2014

Odisea " CANTO XIV", Horacio


CANTO XIV       

[Conversación de Odiseo con Eumeo]
      
        Desde el puerto, por sitios selvosos, tomó ásperas ruta, entre algunas colinas, adonde le dijo Atenea que hallaría al porquero, el cual era de todos los siervos de Odiseo divino el que más por sus bienes miraba. Y sentado lo halló ante la puerta de un bello chiquero grande y bien construido, en un sitio de vista apacible, alto y que rodearse podía; y el mismo porquero lo hizo para los cerdos del rey que encontrábase ausente, sin que de ello supieran el alma ni el viejo Laertes, con molones, cercándolo todo de un seto espinoso; puso fuera, de un lado a otro lado, una serie de estacas muy espesas y juntas, cortadas del alma de un roble; construyó luego doce pocilgas adentro, muy juntas, dormideros de cerdas de cría, y en cada uno de ellos, sobre el suelo, se echaban cincuenta marranas , y todas parideras, y afuera los machos pasaban la noche, y eran menos, pues los pretendientes divinos, su número, al comerlos menguaban, pues siempre el porquero enviaba el mejor y más gordo de todos los cerdos que había; y trescientos sesentas eran entonces el número de ellos. Siempre hallábanse allí cuatro perros lo mismo que fieras que el porquero crió, el mayoral de los mozos pastores. A sus pies ajustábanse entonces un par de sandalias que cortaba del cuero de un buey, de color muy hermoso; de los otros, tres fuéronse con las piaras errantes, y él al cuarto lo había enviado a llevar a la villa ese cerdo obligado que los pretendientes soberbios inmolaban y luego con él su apetito saciaban.
        Y de pronto a Odiseo advirtieron los perros ladrantes, y, ladrando, lanzáronse a él, mas sentóse Odiseo con astucia , y dejo, que el callado en el suelo cayera. Tal vez junto a su establo un azar vergonzoso pasara si no hubiese acudido veloz el porquero, apartándolos, tan de prisa que el cuero teñido escapó de sus manos. Dando voces y echándoles piedras logró que los perros dispersáranse por la zahúrda y habló así a su amo:



Homero, La Odisea, Canto XIV, Barcelona, Editorial Planeta, año 1995, páginas 218-219. Seleccionado por: Paloma Montero Jiménez, segundo de bachillerato, curso 2013/2014.

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