Cualesquiera que sean los conflictos que obsesionen la
mentalidad de una época, desafío al espectador que haya conocido la
sangre de esas escenas violentas, que haya sentido íntimamente el tránsito de
una acción superior, que haya visto a la luz de esos hechos extraordinarios los
movimientos extraordinarios y esenciales de su propio pensamiento –la
violencia y la sangre puestas al servicio de la violencia de pensamiento-,
desafío a esos espectadores a entregarse fuera del teatro a ideas de guerra,
de motines y de asesinatos casuales…
En el período angustioso y catastrófico en que vivimos necesitamos
urgentemente un teatro que no sea superado por los acontecimientos, que
tenga en nosotros un eco profundo y que domine la inestabilidad de la época.
Está claro el espíritu reivindicativo que propone, un Teatro de la
Crueldad que agite a las masas, dramas, crímenes y espectáculo al servicio de
la gente, sin necesidad de recurrir a las imágenes muertas de los mitos.
El accionismo vienés en mi opinión, propone mucho de estas ideas, y
quizás es su gran crueldad, violencia y fuerza de sus acciones las que nos
hacen despertar.
Una acción de Rudolf Schwarzkogler o de Günter Brus quizás nos afecte
mucho más que la escena de un crimen real. De esta forma las acciones se
convierten en escenas de de teatro reales capaz de afectar al espectador, y
de expandirse por todos los rincones de la sala.
Hay en las palabras de Artaud clara influencia de Freud y el
Psicoanálisis, los elementos que se manifiestan en los sueños son sustitutivos de
otros contenidos del inconsciente, nuestros sueños son deseos que desterramos
al inconsciente por resultarnos incómodos, en nuestros sueños emergen pero al
mismo tiempo los censuramos.
Por ello Artaud dice : El público creerá en los sueños del teatro, si los
acepta realmente como sueños y no como copia servil de la realidad, si le
permiten liberar en él mismo la libertad mágica del sueño, que sólo puede
reconocer impregnada de crueldad y terror.
Determinadas situaciones nos aterran al verlas tan reales como nuestro
sueños, sobre todo si son de tipo sexual, como las acciones de los vieneses con
claros matices sexuales.
Hay que retomar el camino verdadero del teatro y devolverle su
lenguaje específico, de la misma manera que se intenta revindicar el
verdadero camino del arte, devolverle su propio lenguaje capaz de
emocionar, aunque en ocasiones se está llevando al límite y por ello algunos
anuncian “la muerte del arte”, aunque para mí no es la muerte del arte, sino la
muerte del concepto de arte que se ha quedado pequeño y no sabemos
como denominar lo que es arte y lo que no lo es, porque nadie puede poner
esos límites.
Artaud, Anonin, El teatro y su doble,
http://www.revistalavoragine.com.ar/revista2/ARTICULOS/Artaud%20- %20El%20teatro%20y%20su%20doble.pdf
Seleccionado por Paola Moreno Díaz , segundo de bahillerato curso 2015-2016
Seleccionado por Paola Moreno Díaz , segundo de bahillerato curso 2015-2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario