viernes, 22 de enero de 2016

El teatro y su doble, Anonin Artaud

Cualesquiera que sean los conflictos que obsesionen la mentalidad de una época, desafío al espectador que haya conocido la sangre de esas escenas violentas, que haya sentido íntimamente el tránsito de una acción superior, que haya visto a la luz de esos hechos extraordinarios los movimientos extraordinarios y esenciales de su propio pensamiento –la violencia y la sangre puestas al servicio de la violencia de pensamiento-, desafío a esos espectadores a entregarse fuera del teatro a ideas de guerra, de motines y de asesinatos casuales… En el período angustioso y catastrófico en que vivimos necesitamos urgentemente un teatro que no sea superado por los acontecimientos, que tenga en nosotros un eco profundo y que domine la inestabilidad de la época. Está claro el espíritu reivindicativo que propone, un Teatro de la Crueldad que agite a las masas, dramas, crímenes y espectáculo al servicio de la gente, sin necesidad de recurrir a las imágenes muertas de los mitos. El accionismo vienés en mi opinión, propone mucho de estas ideas, y quizás es su gran crueldad, violencia y fuerza de sus acciones las que nos hacen despertar. Una acción de Rudolf Schwarzkogler o de Günter Brus quizás nos afecte mucho más que la escena de un crimen real. De esta forma las acciones se convierten en escenas de de teatro reales capaz de afectar al espectador, y de expandirse por todos los rincones de la sala. Hay en las palabras de Artaud clara influencia de Freud y el Psicoanálisis, los elementos que se manifiestan en los sueños son sustitutivos de otros contenidos del inconsciente, nuestros sueños son deseos que desterramos al inconsciente por resultarnos incómodos, en nuestros sueños emergen pero al mismo tiempo los censuramos. Por ello Artaud dice : El público creerá en los sueños del teatro, si los acepta realmente como sueños y no como copia servil de la realidad, si le permiten liberar en él mismo la libertad mágica del sueño, que sólo puede reconocer impregnada de crueldad y terror. Determinadas situaciones nos aterran al verlas tan reales como nuestro sueños, sobre todo si son de tipo sexual, como las acciones de los vieneses con claros matices sexuales. Hay que retomar el camino verdadero del teatro y devolverle su lenguaje específico, de la misma manera que se intenta revindicar el verdadero camino del arte, devolverle su propio lenguaje capaz de emocionar, aunque en ocasiones se está llevando al límite y por ello algunos anuncian “la muerte del arte”, aunque para mí no es la muerte del arte, sino la muerte del concepto de arte que se ha quedado pequeño y no sabemos como denominar lo que es arte y lo que no lo es, porque nadie puede poner esos límites.


      Artaud, Anonin, El teatro y su doble,
      http://www.revistalavoragine.com.ar/revista2/ARTICULOS/Artaud%20-    %20El%20teatro%20y%20su%20doble.pdf
     Seleccionado por Paola Moreno Díaz , segundo de bahillerato curso 2015-2016


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