Capítulo IV
Creyendo que la isla estaba infestada de fieras, mi pensamiento fue solo buscar los medios de que me valdría para liberarme de ellas, así como de los salvajes, si los había. Estaba indeciso sobre la manera de hacerlo y sobre el género de vivienda que debía construir; no sabía si debía hacer una cueva o armar una tienda. Por fin resolví hacer lo uno y lo otro.
Advertí que el lugar donde me había instalado no me convencía, porque el terreno era bajo, pantanoso y próximo al mar, y lo creía insalubre; además porque no había agua dulce cerca de él. Por tanto resolví buscar un trozo de terreno mas conveniente y saludable.
Daniel Defoe, Aventuras de Robinsón Crusoe. Editorial Espasa-Calpe. página,61, 1981, Madrid.
Seleccionado por Pablo Galindo Cano . Segundo de bachillerato, curso 2014/2015.
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