LINDA: ¿Qué has dicho?
BIFF: Nada. Sólo he preguntado: «¿Qué mujer?».
HAPPY: ¿Qué pasa con ella?
LINDA: Veréis, parece ser que esa mujer iba andando por la carretera y vio el coche. Dice que Willy no conducía rápido, ni mucho menos, y que el vehículo no patinó. Fue hacia el puentecillo a propósito, rompió el pretil, y lo único que le salvó fue la poca profundidad del agua.
BIFF: Lo más probable es que hubiera vuelto a dormirse.
LINDA: No creo que se durmiera.
BIFF: ¿Por qué no?
LINDA: El mes pasado... (Con gran dificultad:) ¡Qué difícil resulta contar una cosa así, hijos míos! Le tomáis por un estúpido, pero os digo que hay más bondad en él que en la mayoría de la gente. (La emoción le embarga la voz, y se enjuga los ojos.) Yo estaba buscando un fusible. Hubo un apagón y bajé al sótano. Y detrás de la caja de fusibles... caído..., vi un tubo de goma bastante corto.
HAPPY: ¿En serio?
LINDA: En el extremo tiene un pequeño accesorio de fijación, y, como me temía, bajo la caldera había un nuevo manguito de unión en la tubería del gas.
HAPPY (enojado): Ese... memo.
BIFF: ¿Lo has quitado?
LINDA: Yo... Me da apuro. ¿Cómo puedo decírselo? Cada día bajo al sótano y retiro el tubo corto de goma. Pero cuando él vuelve a casa, lo dejo donde estaba. ¿Cómo podría insultarle de esa manera? No sé qué hacer. Vivo con el corazón en un puño, hijos míos. Creedme, sé lo que le está rondando por la cabeza. Parece anticuado y estúpido, pero os digo que os ha dedicado su vida entera, y vosotros le habéis dado la espalda. (Está inclinada en la silla, llorando, el rostro entre las manos.) ¡Te lo juro, Biff, tienes su vida en tus
manos!
HAPPY (a Biff): ¡Mira con qué nos sale el muy idiota!
BIFF (besándola): De acuerdo, mamá, de acuerdo. No hay más que hablar. He sido un descuidado. Lo sé, mamá, pero voy a quedarme, y te juro que haré las cosas como es debido. (Arrodillándose ante ella lleno de remordimiento:) Es sólo que... no sirvo para estar atado a un empleo, ¿sabes? Pero voy a intentarlo, sí, voy a intentarlo, y tendré éxito.
HAPPY: Claro que lo tendrás. Lo malo de ti, por lo que se refiere al trabajo, es que nunca has tratado de agradar a la gente.
BIFF: Lo sé, yo...
HAPPY: Como cuando trabajabas con Harrison. Bob Harrison decía que valías mucho, y entonces vas y te pones a hacer idioteces, a silbar canciones enteras en el ascensor, como un comediante.
BIFF (en contra de Happy): ¿Y qué? Me gusta silbar de vez en cuando.
HAPPY: ¡No dan un puesto de responsabilidad a un empleado que silba en el ascensor!
LINDA: No discutáis ahora sobre eso, por favor.
Arthur Miller, La muerte de un viajante, https://escuelapreoletaria.files.wordpress.com/2010/09/milller-arthur-muerte-de-un-viajante.pdf
Seleccionado por Clara Fuentes Gómez, Segundo de Bachillerato. Curso 2015-2016.
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