En efecto, entre sus instituciones mas antiguas cuentan la que a nadie su religión de sirva de perjuicio. Porque ya desde el principio Utopo, al enterarse que los habitantes antes de su llegada había luchado frecuentemente entre sí por motivo de las religiones y al darse cuenta de que el hecho de que cada secta luchaba por la patria, desavenidas respecto de un objetivo común, le había prestado a él la oportunidad de vencerlas a todas, decretó entre las primeras cosas, después que alcanzo la victoria, que a cada que le fuera ilícito seguir la religión que le pluguiera; más que para convertir a los otros también a la suya, pudiera esforzarse sólo hasta el punto de poder exponer la suya con razones, placida y modestamente, no de destruir las demás acerbamente si su persuasión no convence; y que no use ninguna violencia y se abstenga de injurias. Castigan con el exilio o la esclavitud a quien en ese asunto se empeña con algo más de petulancia.
Tomás Moro, Utopía, Inglaterra, colección clasicos de pensamiento,4º edición publicada en 2006, editorial tecnos, página 117.
Seleccionado por Andrea Martín Bonifacio. Primero de bachillerato, curso 2016-2017.
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