jueves, 2 de febrero de 2017

Historia de Roma desde su fundación, Tito Livio


      Una vez nombrado el primer dictador de Roma, cuando la plebe vio que iba precedido por las hachas, la asaltó un profundo temor, de suerte que estaba más atenta a obedecer sus mandatos. Y es que no cabía, como en el caso de los cónsules, que tenían el mismo poder, recurrir a otro del mismo rango ni apelar al pueblo, ni quedaba más recurso que una escrupulosa obediencia. También a los sabinos los atemorizó la creación de un dictador en Roma, tanto más cuando se suponía que eran ellos la causa de tal medida; por eso envían una embajada para tratar la paz. Al pedir ésta al dictador y al senado que fuesen indulgentes con una inconsciencia juvenil, se les respondió que se puede perdonar a unos muchachos, pero no a unos hombres hechos y derechos que empalman una guerra con otra. Hubo sin embargo, conversaciones de paz, y hubieran cuajado, si los sabinos hubieran consentido en indemnizar los gastos que habían ocasionado los preparativos de guerra, cosa que se les reclamó. La guerra fue declarada, pero una tregua tácita mantuvo la calma durante un año.















Tito Livio, Historia de Roma desde su fundación
. Barcelona, ed. Gredos, S.A., col. Biblioteca Básica Gredos, pág 140.
     Seleccionado por Marta Talaván González. Primero de bachillerato. Curso 2016-2017.

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