jueves, 4 de mayo de 2017

Los conquistadores, Malraux


     Ling ha sido detenido ayer; recibiremos sin duda esta tarde las informaciones que esperamos de él. En la inquietud causada por el avance de las tropas enemigas, los despachos de Propaganda trabajan con febril actividad. Se ha instruido con precisión a los agentes que preceden al ejército: Garín ha dado personalmente las indicaciones a sus jefes. Los he visto pasar por el pasillo, uno tras otros, sonrientes... Hemos renunciado al empleo de octavillas; el gran número de agentes de que disponemos nos permite sustituir todos los tipos de propaganda por el oral, el más peligroso, el que cuesta más hombres, pero el más seguro. Liao-chung Hoi, el comisario de Hacienda del Gobierno (al que los terroristas quieren asesinar), ha logrado, gracias aun nuevo sistema de percepción de impuestos, establecido por técnicos de la Internacional, recuperar cantidades importantes, y los fondos de Propaganda son de nuevo suficientes. En unas semanas, los servicios de abastecimiento del enemigo y toda su administración estaran desorganizados; y es difícil obligar a los mercenarios a combatir sin sueldo. Además, un centenar de hombres, de los que responden sus jefes, se harán a listar por Cheng-tiung Ming, a sabiendas  de que se arriesgan aser fusilados no sólo por él, como traidores, sino también por los nuestros, como enemigos. Anteayer, tres de nuestro agentes, descubiertos, han muerto estrangulados tras haber sido torturados durante más de una hora.
     Los jefes de las secciones de Propaganda en el ejército de Cheng han salido entre dos hileras de puertas entreabiertas.



Los conquistadores, Malraux. Editorial Bernard Grasset. Edición cedida por Editorial Argos Vengara. Móstoles- Madrid, 2000, pág 160.
Seleccionado por: David Francisco Blanco, Primero de bachillerato, Curso 2016-2017.

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