Escena: Campamento de los griegos ante Troya. El día comienza a despuntar. ODISEO examina unas huellas delante de la tienda de ÁYAX.
Repentinamente se aparece la diosa ATENA, que rompe el silencio de la escena. ODISEO la oye sin verla.
ATENA. Siempre, hijo de Laertes, te encuentro al acecho de intentar alguna acción contra tus enemigos. También ahora te veo junto a la costera tienda de Áyax, que ocupa el puesto extremo, rastreando y observando desde hace tiempo las huellas recién impresas de aquél, con el fin de ver si está dentro o no está dentro. Y bien te guía un paso de buen olfato como de perra laconia. Dentro, efectivamente, está desde hace poco tu hombre, derramando sudor por su cabeza y por sus manos que matan con la espada. Así que no es ya tarea tuya andar husmeando al interior de esta puerta, sino contarme por qué te aplicaste a esta diligencia, para que aprendas de una que sabe.
Sófocles, Áyax. Madrid, Alianza Editorial. Páginas 55 y 56. 1990.
Seleccionado por Pablo del Castillo Baquerizo . Segundo de bachillerato, curso 2014/2015
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