-¡Todo eso es grotesco! -estalló el general Macarthur-. ¡Grotesco! ¡Esas acusaciones tan monstruosas contra nosotros! Tenemos que hacer algo al respecto. Este tal Mr. Owen, quienquiera que sea...
Miss Brent le interrumpió.
-Eso es. ¿Quién es?
El juez Wargrave intervino con la autoridad de una vida entera pasada en los tribunales.
-Ante todo interesa esclarecer este detalle. Rogers, le sugiero que lleve a su mujer a su habitación y que se acueste. Luego, vuelva usted aquí.
-Bien, señor.
-Le echaré una mano, Rogers -le ofreció el doctor Armstrong.
Apoyada en los dos hombres, Mrs. Rogers salió vacilante del salón.
Cuando hubieron salido, Anthony Marston dijo:
-No sé si opinará lo mismo, señor, pero yo necesito beber algo.
-Yo también -añadió Lombard.
-Voy a ver que encuentro -dijo Anthony.
Salió de la habitación. Unos instantes después ya estaba de vuelta.
-Las encontré en una bandeja cerca de la puerta, listas para entrarlas.
Agatha Christie, Diez negritos, Barcelona, Ed. Molino, 1939.
Seleccionado por Alain Presentación Muñoz. Segundo de bachillerato. Curso 2014-2015.
Seleccionado por Alain Presentación Muñoz. Segundo de bachillerato. Curso 2014-2015.
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