Libro Primero Los dos Mozalbetes
Capítulo 1: En la posada del sol, en Kettley
Aquella noche pasáronla sir Daniel y sus hombres en Kettley, cómodamente acuartelados y bien patrullados. Mas el caballero de Tunstall era uno de esos hombres que jamás ven satisfecha su avaricia, y aun en este momento, a punto de empeñarse en un aventura que no sabía si había de favorecerle o perjudiciarle, ya estaba levantado, a la una de la madrugada, dispuesto a esquilmar a sus pobres vecino. Su tráfico consistía principalmente en las herencias en litigio; su método era comprar los derechos del demandante menos provisto de razón, y luego, ganando la voluntad de los que gozaban del favor del rey, procurábase injustas sentencias a favor suyo; o, si eso era andarse en demasiados rodeos, apoderábase de la mansión disputada por la fuerza de las armas, confiando en su influencia y en las marrullerías de sir Olivero para burlar la ley, a fin de conservar lo que había arrebatado. Kettley era uno de semejantes lugares; recientemente había caído en sus garras, y todavía luchaba con la oposición de sus arrendatarios; por tal motivo, para intimidar a los descontentos, hubo de conducir allí a sus tropas.
Serían las dos de la madrugada cuando sir Daniel hallábase sentado en su habitación de la posada al amor de la lumbre, ya que a aquella hora era intenso el frío en los marjales de Kettley. Tenía a la mano un jarro de cerveza sazonada con especias; habíase despojado de su yelmo y mostraba su cabeza salva, en tanto apoyaba su rostro enjuto y oscuro sobre la mano, conservando envuelto su cuerpo en una capa de color sangriento.
Robert Louis Stevenson, La flecha negra, Madrid, Alfaguara, 1996, páginas 31 y 32. Seleccionado por Guillermo Arjona Fernández. Segundo de bachillerato. Curso 2014-2015.
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