jueves, 6 de abril de 2017

La historia de perceval o el cuento del grial, Chrétien de Troyes

                                       El rey Artús y el caballero Bermejo (vs. 834-1304)

     Y el muchacho cabalgó hasta que vio venir a un carbonero con un asno delante.
     -Buen hombre que llevas un asno delante -dijo-, muéstrame cuál es el camino más recto hacia Carduel. Dicen que el rey Artús, a quien yo quiero ver, arma caballeros
     -Muchacho, siguiendo por aquel lado se encuentra un castillo asentado sobre el mar. El rey Artús, amable y dulce amigo, alegre y triste has de hallar en ese castillo si allí vas.
     - Ahora satisfaz mi deseo, dime por qué tiene el rey alegría y duelo
     -Te lo diré ahora mismo. El rey Artús con toda su hueste ha combatido al rey Rión. El rey de las islas ha sido vencido , y por eso está alegre el rey Artús. Pero sus compañeros se han marchado a sus castillos, donde viven más regaladamente, y no sabe cómo les va: éste es el motivo de su tristeza.
     El joven no da ninguna importancia a las noticias del carbonero, y se encamina por donde le ha indicado hasta que ve un castillo junto al mar, muy bien asentado, fuerte y hermoso. Y por la puerta ve salir a un caballero armado que lleva una copa de oro en la mano. Con la izquierda sostenía su lanza, el escudo y el freno, y con la diestra la copa de oro. Muy bien le sentaban las armas, que eran todas bermejas. El muchacho vio las hermosas armas, todas nuevas, le gustaron y dijo:
     -A fe mía, he de pedírselas al rey. Si mes la da me vendrían muy bien, y el malhaya quien busque otras.
     Ya corre hacia el castillo, pues le urge llegar a la corte, hasta que llegó cerca del caballero, quien le detuvo un momento y le preguntó:
     -Dime, muchacho, ¿adónde vas?
     -Quiero ir a la corte a pedir al rey estas armas -contesta él.
     -Harás bien, muchacho. Ve en seguida, y vuelve. Y le dirás al mal rey que si no quiere mantener su tierra como vasallo mío, que me la entregue o que envíe a alguien que me la dispute, pues yo afirmo que es mía. Te creerá por estas señas: hace un momento le quité esta copa de oro aquí tengo con todo el vino que estaba bebiendo.
     Que se procure otro para llevar el mensaje, porque éste no se ha enterado de nada. Ha ido sin detenerse hasta la corte, adonde el rey y los caballeros estaban sentados para comer. En la sala pavimentada, tan larga como ancha, que estaba a ras del suelo, entró el muchacho a caballo. El rey Artús estaba sentado, pensativo, a la cabecera de la mesa, y todos los caballeros reían y bromeaban unos con otros, menos él, que permanecía mudo y pensativo.El muchacho se ha adelantado, y no sabe a quién saludar, pues no conoce al rey. Se acerca a él Ivonet, con un cuchillo en la mano.


     Chrétien de Troyes, La historia de Perceval o el cuento del grial. Madrid, edt. Magisterio Español, 1979, Novela caballeresca, páginas 40-41.
     Seleccionado por Rodrigo Perdigón Sánchez, primero de bachillerato. Curso 2016-2017.

No hay comentarios:

Publicar un comentario