lunes, 2 de marzo de 2015

Las desventuras del joven Werther, Johann W. Goethe

                                                  20 de octubre de 1771
                Ayer arribamos aquí. El embajador se encuentra algo indispuesto y tendrá que guardar reposo algunos días. Si no fuera tan gruñón todo marcharía bien. Ya veo, ya veo que el destino me ha deparado duras pruebas. Pero ¡hay que tener ánimo!, ¡un carácter más fácil soportaría todo! ¡Un carácter más fácil! Risa me da el ver salir esta palabra de mi pluma. ¡Ah! Un temperamento algo más alegre y sería el hombre más feliz bajo el sol. ¿Cómo? ¿Mientras otros con sus escasas fuerzas y talento se pavonean ante mí en satisfecha complacencia de sí mismos, desespero yo de mis energías y de mis dotes? Dios bondadoso, que me has otorgado todo esto, ¿por qué no te has reservado la mitad y me das en cambio complacencia y confianza en mí mismo?
                ¡Paciencia! ¡Paciencia! Ya mejorará todo. Sí, querido amigo, te digo que tienes razón. Desde que ando todo el día entre la gente y veo lo que hacen y cómo se afanan, estoy mucho más contento de mí mismo. Es cierto, puesto que nos han hecho de tal modo que todo lo comparamos con nosotros y a nosotros con todo, la dicha como el infortunio se encuentran en los objetos con que nos relacionamos, y nada hay más peligroso que la soledad. Nuestra imaginación, inclinada por su naturaleza a exaltarse, alimentada por las imágenes fantásticas de la poesía se forja una serie de seres en la que nosotros ocupamos el lugar inferior, y todo lo que está fuera de nosotros nos parece más hermoso y todos los demás más perfectos. Y esto de modo tan natural. Con frecuencia advertimos que nos faltan cosas, y precisamente lo que a nosotros nos falta parece a menudo que otro lo posee, a quien además damos todo cuanto nosotros tenemos e incluso un cierto bienestar ideal. Y de este modo, ser feliz, perfecto, no es sino creación propia nuestra.
           
Johann Wolfgang Von Goethe, Las desventuras del joven Werther, Madrid, Cátedra, Colección Letras Universales, 1986, pág 115, Seleccionado por Rosa María Perianes Calle, Segundo de Bachillerato, Curso 2014-2015.

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