viernes, 26 de febrero de 2016

Macbeth, William Shakespeare

Entra un MENSAJERO.
 ¿Qué nuevas traes?
MENSAJERO: El rey viene esta noche.
LADY MACBETH :¿Qué locura dices? ¿Tu señor no le acompaña? Me habría avisado para que preparase la acogida.
 MENSAJERO: Con permiso, es cierto: el barón se acerca. Se le ha adelantado uno de mis compañeros, que, extenuado, apenas tenía aliento para decir su mensaje.
LADY MACBETH :Cuídale bien; trae grandes noticias.
Sale el MENSAJERO.
 Hasta el cuervo está ronco de graznar la fatídica entrada de Duncan bajo mis almenas. Venid a mí, espíritus que servís a propósitos de muerte, quitadme la ternura y llenadme de los pies a la cabeza de la más ciega crueldad. Espesadme la sangre, tapad toda entrada y acceso a la piedad para que ni pesar ni incitación al sentimiento quebranten mi fiero designio, ni intercedan entre él y su efecto. Venid a mis pechos de mujer y cambiad mi leche en hiel, espíritus del crimen, dondequiera que sirváis a la maldad en vuestra forma invisible. Ven, noche espesa, y envuélvete en el humo más oscuro del infierno para que mi puñal no vea la herida que hace ni el cielo asome por el manto de las sombras gritando: « ¡Alto, alto!»
Entra MACBETH.
 ¡Gran Glamis, noble Cawdor y después aún más grande por tu proclamación! Tu carta me ha elevado por encima de un presente de ignorancia, y ya siento el futuro en el instante.
MACBETH: Mi querido amor, Duncan viene esta noche.



           Shakespeare, William, Macbeth, http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/s/Shakespeare%20-%20Macbeth.pdf
           Seleccionado por Paola Moreno Díaz. Segundo de bachillerato, curso 2015-2016.

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