Entra un MENSAJERO.
¿Qué nuevas traes?
MENSAJERO: El rey viene esta noche.
LADY MACBETH :¿Qué locura dices?
¿Tu señor no le acompaña? Me habría avisado
para que preparase la acogida.
MENSAJERO: Con permiso, es cierto: el barón se acerca.
Se le ha adelantado uno de mis compañeros, que, extenuado, apenas tenía aliento
para decir su mensaje.
LADY MACBETH :Cuídale bien; trae grandes noticias.
Sale el MENSAJERO.
Hasta el cuervo está ronco de graznar
la fatídica entrada de Duncan
bajo mis almenas. Venid a mí, espíritus
que servís a propósitos de muerte, quitadme
la ternura y llenadme de los pies a la cabeza
de la más ciega crueldad. Espesadme la sangre,
tapad toda entrada y acceso a la piedad
para que ni pesar ni incitación al sentimiento
quebranten mi fiero designio, ni intercedan
entre él y su efecto. Venid a mis pechos de mujer
y cambiad mi leche en hiel, espíritus del crimen,
dondequiera que sirváis a la maldad
en vuestra forma invisible. Ven, noche espesa,
y envuélvete en el humo más oscuro del infierno
para que mi puñal no vea la herida que hace
ni el cielo asome por el manto de las sombras
gritando: « ¡Alto, alto!»
Entra MACBETH.
¡Gran Glamis, noble Cawdor y después
aún más grande por tu proclamación!
Tu carta me ha elevado por encima
de un presente de ignorancia, y ya siento
el futuro en el instante.
MACBETH: Mi querido amor, Duncan viene esta noche.
Shakespeare, William, Macbeth, http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/s/Shakespeare%20-%20Macbeth.pdf
Seleccionado por Paola Moreno Díaz. Segundo de bachillerato, curso 2015-2016.
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