lunes, 16 de marzo de 2015

Julio César, William Shakespeare

                                      ACTO CUARTO

                                   Escena primera
 

     BRUTO.- Los buenos motivos deben dejar lugar por fuerza a los mejores: la gente entre Filipos y este lugar no tiene por nosotros más que un afecto forzado, porque nos ha escatimado su contribución. El enemigo, marchando a lo largo de ellos, reforzará con ellos su gran número, llegando refrescado, aumentado y animado: esa ventaja se la quitaremos si le hacemos frente en Filipos, con esta gente a nuestra espalda.
     CASIO.- Escúchame, buen hermano.
     BRUTO.- Con perdón tuyo; además, debes tener en cuenta que hemos puesto a prueba a nuestros amigos hasta el extremo: nuestras legiones están completas hasta el borde, nuestra causa está madura: el enemigo aumenta de día en día, y nosotros estamos en la cima y a punto de declinar. Hay un flujo y reflujo en los asuntos de los hombres, que, si se toma en la subida, lleva a la fortuna, y si se descuida, toda la travesía de la vida queda encallada en bajíos y en miserias. En un mar así flotamos ahora, y debemos aprovechar la corriente cuando nos ayuda, o perder nuestra carga.
     CASIO.- Entonces avanzaremos según tu deseo: iremos allá nosotros mismos y les encontraremos en Filipos.



William Shakespeare, Julio César, Barcelona, Editorial Planeta, Colección Clásicos Universales Planeta, 1981, página 159, Seleccionado por Pablo del Castillo Baquerizo, Segundo de Bachillerato, Curso 2014-2015.

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